omo es de público conocimiento, Madonna está teniendo serios problemas con los religiosos del mundo desde que se descubrió que la crucifixión a la que se somete como número central en su última gira "Girando Con Madonna 2006: Menopausia La Que Tengo Entre Las Patas" es en realidad una burda parodia, ya que, en vez de clavarse a la cruz como corresponde a todo sacrificado mártir que se precie de tal, se para sobre un escaloncito y estira los brazos.
En un triste intento de desviar la atención, La famosa cruz de la discordia de Madonna. Nótese confortable plataforma bajo los pies marcando una diferencia abismal con el sacrificio de nuestro Señor y Salvador. Andá a robar a los caminos, payasa.la evidentemente senil estrella del popcorn declaró que la intención de la escena era ...
"... llamar la atención sobre los millones de niños en Africa que están muriendo cada día y viven sin cuidados, sin medicinas y sin esperanzas."
En cuanto leímos la nota, en RANT empezamos a afilar la pica retórica para enterrársela en el medio del ojo; o sea, ¿qué carajo tiene que ver una crucifixión con los niños del Africa? Esa explicación sólo podía sonar más genérica y abstracta si hubiese hablado de salvar a las ballenas y a los pingüinos empetrolados. Por no mencionar que dudábamos seriamente de que la gerontodiva tuviese la menor intención de materializar sus palabras en algún acto que efectivamente sirviera de ayuda para toda la negrada que tanto la preocupa.
Sin embargo, con una sorpresa no menor a la que nos golpeó en el medio de la nariz cuando descubrimos que esas lindas casitas que conforman lo que parecía un barrio suburbano en realidad están en la misma isla (eso fue un spoiler de la tercer temporada de Lost, cómo te cagué! jo0j0joj0oj0oj0jo (y ése soy yo riéndome en argentino, porque me estoy internacionalizando) (y eso fue un paréntesis dentro de otro paréntesis)), acabamos de averiguar que Madonna y su marido, el director cinematográfico Guy Ritchie, adoptaron a un huérfano de la pequeña nación de Malawi, en Africa; con lo que la muy perra nos tapó la boca.
Aprovechamos entonces esta frustrada columna para enviarle a la feliz pareja un mensaje -en realidad, se lo vamos a mandar a Guy porque, más allá de reconocer la nobleza de su acto, con Madonna todavía estamos en malas con aquello de que le roba la música a los pobres indigentes culturales de Abba.
En todo caso, el mensaje:
Y no, no sirven esas mierdas que le hacés a tu mujer para que se luzca
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