lo largo de estos últimos dos años he dedicado el 62,03% de mi tiempo a estudiar mitos urbanos. Oh sí, esas fascinantes historias -y no tan historias- que nos atrapan y nos dejan con la duda de si serán verdad o mentira, pero por las dudas les adjudicamos una credibilidad que muchas veces no merecen. Ejemplo: Dos por tres abro algún paraguas dentro de mi casa. La mala suerte que tengo es la misma de siempre; o sea, nunca incrementó ni un poquito.
Así pues, para aquéllos que deseen empaparse de la verdad y no creer más mentiras, destaparé la olla y les contaré los secretos más profundos, basándome en mis estudios y en amplias y abiertas búsquedas de material. Están invitados a mandarme información, la cual me reservo el derecho de modificar a mi voluntad, o simplemente de no tener en cuenta. Muchas gracias.
Y ahora sí: Mito del día, número UNO.
Sí, señoritas y señoras. Esta es la espinilla que han llevado clavada durante mucho tiempo, aquél miedo que no quieren enfrentar, aquella posible solución de la que oyeron y les pareció una pedorreada... Me honra informarles que, de hecho, es la más magnífica verdad.
Una de las más horribles cosas en las que una mujer teme pensar (no, no es en quedar embarazada por accidente) (esa viene después) es en el efecto de la gravedad a través del tiempo. Sí, hablamos de la caída de los senos. Más aún cuando el 99.999% de las mujeres no vamos a pagarnos una cirugía. Y todas hemos oído que una de las más asombrosas propiedades del tomate es la de contrarrestar en forma considerable este proceso, endureciéndolos, dejándolos mas firmes y levantándolos notoriamente, siempre que se mantenga una estricta dieta de consumo constante. Y sí, es cierto.
A este día, entonces, recuérdenlo como el mejor día de sus vidas, y váyanse a casa felices, sabiendo cual es el secreto. Vayan y cenen tomates, muchos tomates. Y Luciana Salazar al lado de ustedes... va a ser un poroto.
Mi abuelo tiene unas macetas preciosas. Hace unos meses, yo planté mis propios tomates. No son de cámara, son bien rojos y bien sabrosos. Está de más porque incluso reemplacé la carne con tomates, y ahora nunca faltan en mi mochila. Ni en mi heladera. Ni en mi botiquín. Ni en el cajón de la mesa de luz.
Decíle NO al bisturí, a las drogas y a los sutienes con aros.
I feel good with tomatoes
Etiquetas: investigacion, Zuricata
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