viernes, 19 de octubre de 2007

Escuela Canófila "Skumdum"

Nueva entrega de nuestra enciclopedia de mascotas espiritistas. ¡Colecciónalas todas!

laro está que lo más divertido de las películas de Arnold Schwarzenegger ha sido siempre el ver cómo un sólo apellido es capaz de abarcar completamente el ancho del formato 16.9. Después de eso, el film normalmente viene en picada hasta llegar a los créditos verticales del final, donde otra vez la columna se le va al editor al demonio, formando una especie de título con toldito. No sería descabellado suponer que el primer Schwarzenegger en realidad hubiese sido "Pérez", y que un buen día haya dicho: "¡Qué carajo! ¡Ponéme un apellido con todas las letras que no use nadie!".

Interpretación artística de Schwarzenegger estudiando los diálogos del Terminator caribeño. Nótese camisa anudada a la usanza tropical para ir entrando en personaje. En otro orden: ¿Alguien puede decirme qué es esa cosa verde ahí al lado del zapato? ò__Ò
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Mas allá de árboles genealógicos; el hoy político, forzudo a fuerza de cara de nabo, tuvo la suerte de participar en dos grandes películas de acción: Predator y Terminator. Esta última, entre otros aciertos, logró encontrar el papel ideal para Arnold. O sea: Expresión de nabo, boca cerrada todo el tiempo para no mostrar los big incisivos, movimientos fingidos 100%, y ser grandote.

Pero como tantas otras veces, llegó la segunda parte, y algún productor búho dañino le dijo: "Arnold querido, si querés llegar a alcalde con esa jeta, tenés que hacer de máquina destructiva mortal del futuro buena. O sea, vamos a mandar al T-800 a unas vacaciones en nuestra choza de Puerto Rico y va a volver bueno, con instinto paternal y con un acentito caribeño soltando sus líneas con sabrosuraaa!!". Cuando salía de la mansión del productor ojeando el guión, estoy seguro de que Arnold, al mejor estilo Stanislavski, iba ensayando para sí: "Hasta la vista, baby... Hasta la vista, baby..."

Pues resulta que lo mismo estaría pasando en Sinking Spring, Pensilvana, y todo el mundo tan tranquilo ...

SINKING SPRING, Pensilvania. -- Cuando Libby, la perra de terapia de 14 años, entra en una habitación, todos los rostros se iluminan. Es cuando Libby se planta firmemente en el umbral y se niega a entrar que las cosas se complican. Su dueña dice que la caniche de terapia sabe cuando alguien está a punto de morir, según consigna la cronista médica de NBC Cherie Bank.

¡Que el diablo me lleve! ¡Claro! ¿Porque Oscar era gato, no? Tenía que aparecer una Lassie que es el mejor amigo del hombre, ¿no? La mascota que tendría Superman.

Pero, ¿a qué clase de conclusiones llega esta gente? Claro, el perrito es más cariñoso, te mete el hocico en la entrepierna a la primera cita, te trae el palito... Por favor, ¿no es acaso suficiente y desbordante la masiva cantidad de series televisivas de médicos, anestesiólogos, enfermeras, Grey, y toda esa farándula de estetoscopio por corbata; que ahora también tenemos que llevar a los bichos a los nosocomios? ¿Qué pasó con aquellos perros que se perdían y cruzaban todo el país para volver a casa? No, chiquito, ahora todo es más místico; ahora los perros miran House y The Twilight Zone. En fin.

"Las primeras veces que sucedió, no terminaba de darme cuenta", dice Marge Stiller, la dueña y entrenadora de la caniche. Stiller asegura que cuando Libby se niega a traspasar el umbral, se debe a que "ella tiene la habilidad de saber -no me atrevo a usar la palabra 'predecir'- de saber cuando una persona fallecerá en las siguientes 24 horas".

Doña Stiller: Dejando de lado lo gordausurera que puede llegar a ser y lo extremadamente enferma que debe estar como para que no le alcance una comedia venezolana para pasar la tarde y lleve a la perra de veterano en veterano pa' ver si algún día saca algo (por lo menos aquel mugriento que estaba en 8 de Octubre con el perrito con gorro le enseñó a bailar); es más, a pesar de esos pantalones romboneados que se ha puesto y de su cara que la delata como la hermana fea de Mike Tyson, y a pesar de que sufre ese desenfrenado cataclismo mental que la hace vestir a un perro; a pesar de que, por lo que se aprecia en la foto, hasta las mojarritas de la pecera del fondo saben que a Don Braulio le quenda pocos tangos por cantar; le voy a decir una cosita: En cuanto vi la foto y reparé en los tobillos de su perra la reconocí al instante: ¡Su perra actuaba en Fama, Stiller, admítalo!

Marge dice que el prontuario de Libby es muy acertado, reporta Bank. "Es 100 por ciento. Ha sido el 100 por ciento de las veces, sí", afirma Stiller. Stiller dice que esta es la primera vez que admite públicamente la habilidad de su amado canino. Agrega que sólo funciona con personas mayores de edad y que ella nunca dice en qué habitaciones Libby se niega a entrar.

Izquierda: La señal de tráfico nos indica que la perra transporta una carga que le sobresale por el espolón.
Derecha: La señora, indignada, declara: "¡Me importa un rábano que no sea médium, yo quiero un conejo!"
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O sea que cuando la mortaja está puesta, las sábanas cambiadas y la herencia mordisqueada, Doña Stiller dice: "Sí, la perra lo sabía. ¡No quiso entrar hace dos mese! ¿Te acordá? Yo pensé que iba a mear el marco de la puerta, pero no, ¿te acordaa!? Yo no quise decir nada porque lo siento mucho mi más sentido pésame..." Así el 100% lo tiene cualquiera, ¿no?

Stiller ha estado llevando a Libby a casas de salud, hospitales de rehabilitación y comunidades de retiro desde hace 12 años. Cuenta que empezó a sumar dos mas dos tras ver diversos obituarios en periódicos de gente que Libby se había negado a visitar apenas unos días antes.

4, Stiller, 4. Dejá a la perra tranquila.

"La he visto alejarse de gente que intenta acariciarla o algo, pero intento convencerme de que sólo tiene ganas de caminar en otra dirección", dice Stiller. Investigadores afirman que los perros tienen un sentido del olfato increíble, con el cual los humanos sólo pueden soñar. Está demostrado que los perros pueden detectar el cáncer de vejiga y de mama. "Aparentemente, también han probado poder diferenciar entre un lunar en tu piel y un melanoma, un cáncer de piel, en tu piel", comenta el Médico Veterinario Dr. James Serpell, de Pensilvania, que estudia las interacciones entre humanos y animales.

Al parecer durante toda mi vida he sido amo de perros resfriados, porque ninguno de los caniches que conocí sabía diferenciar entre una dobermann en celo y la pierna de cualquier vecino, una collie ninfómana y el almohadón azul de la salita. Es más, según mi experiencia, son capaces de buscar un hueco en una escoba durante toda su vida. No se me pasa por la cabeza pretender que me hagan un test de próstata.

Serpell opina que lo más probable es que Libby pueda percibir cambios olfativos en la química corporal que ocurren poco antes de que la persona fallezca. "Creo que es altamente probable, sí", afirmó. "Eres una buena chica. Te quiero tanto", dijo Stiller, acariciando a Libby.

Libby prediciendo, con los ojos cerrados!! que hay sol. Efectivamente, es el grone de Fama. Nótese peinado ochentero.
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Atentos a la profundidad de las palabras de doña Stiller, a quien -si me permite- voy a llamar "Ben", porque el apellido me suena más. Mirá, Ben Stiller y tu perrito que no es más que el negro olvidado de Fama: Dedicáte a participar en comedias dirigidas por otros.

Stiller dice que no le preocupa que Libby pueda predecir su muerte.

Dejando ver, una vez más, que es todo verso.

¿Y qué hay de la muerte de la propia Libby? "Ella no puede abandonar esta tierra hasta que yo lo haga", sentenció Stiller.

Basta, Ben, basta de profundidad que no voy a poder encontrar el camino de vuelta

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