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martes, 8 de agosto de 2006
Nuestra nueva columna de crítica poética.

ras haber recibido algunas reprimendas por parte de los lectores de la web con motivo de mis modales aparentemente toscos y mi tendencia a recurrir a un lenguaje bajo y soez, me place anunciar que estoy en plena campaña para limpiar mi imagen.

Ultimamente, por ejemplo, estoy abocado a empaparme un poco en las formas más elevadas del arte de la palabra escrita, a ver si puedo empezar a escribir artículos sobre libros y las minitas me empiezan a hablar con esa respetuosa simpatía con que le hablan a Von Katze. Para tal fin, en esta oportunidad, quisiera compartir con ustedes esta pieza que encontré en la pared de un baño ...

Fluyendo
Y como en un acto de magia,
traspasar mis sentimientos dentro tuyo.

Abre tu boca un poco,
déjame entrar en tu corriente
y sentirme en el vaivén de tu latido.

Mmmm-hmm. Mientras saboreo mi té con canela, sosteniendo la taza con la mano izquierda (con el dedo meñique alzado, como corresponde) y ajustándome el monóculo con la derecha, voy a decir que si bien la pieza es innegablemente sólida en lo estructural y deliciosa en el lenguaje, me parece un poco excesivo que se necesiten 150 caracteres para decir "chupáme la pija"

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