domingo, 15 de julio de 2007

Follow the white rabbit

RANT revela conspiración que trastoca todo lo que creías saber acerca de las colegialas y -A través de ellas- de la realidad como concepto abstracto. Se aconseja al lector aplicar su mejor criterio en la lectura de esta columna, ya que los conceptos que se manejan pueden tener efectos insospechados en espíritus frágiles. A propósito: Feliz CumpleRANT.

Alicia cayendo a la madriguera del conejo. No, no tengo la menor idea tampoco. Pero si esto te parece raro, tenés que ver el resto del cuento.
(Click para ampliar)

uestros lectores más sagaces (Entiéndase esto como una figura literaria, por supuesto; sabido es que realizar semejante distinción entre los masivos intelectos de la privilegiada casta de notables que son los seguidores de RANT es prácticamente imposible) quizás hayan notado que desde hace algunos días, en forma esporádica, hemos estado incluyendo en esta sección alguna que otra fotografía de diferentes variedades de colegialas. Como seguramente ya lo habrán deducido hace rato, existía un motivo para esto: Era una forma de precalentamiento con el fin de suavizar el impacto el día que decidiéramos hacerles cierta revelación que cambiaría todo lo que ustedes creían saber sobre el mundo en el que vivimos.

Pues bien, aprovechando la conjunción astral del segundo aniversario de RANT, el momento de hacer la antedicha revelación ha llegado.

Aquellos que crean tener el espíritu lo suficientemente templado como para tirarse por la pastilla roja y comerle el agujero al conejo blanco, que den un paso adelante.

Pero piénsenlo bien. Sepan que, después de hoy, ya nada será igual...


Muy bien, gracias por quedarse y felicitaciones por su valor. En primer lugar, vamos a observar atentamente esta secuencia de imágenes. Nótese que no nos queremos enfocar en la tortura a la que está siendo sometida la protagonista (Se trata de un método de penitencia clásico de los colegios católicos argentinos, algo habrá hecho para merecerlo, con total seguridad) ni buscamos emitir un juicio al respecto. Simplemente obsérvese la imagen desde el punto de vista más objetivo y analítico posible ...

A continuación, obsérvese estas ilustraciones ...

Al igual que todos aquellos que a esta altura de la columna están operando su PC con una sola mano, todo lo que yo sé sobre sexo lo aprendí del hentai. El hentai es -Hasta donde yo puedo afirmar- un reflejo de la realidad de una fidelidad tal, que algunos podrían decir que de hecho no refleja la realidad sino que la define.

Vuélvase entonces a observar los dos juegos de imágenes, e inténtese establecer las diferencias más importantes.

A ése que dijo lo del tamaño de los ojos me lo sacan de la sala de inmediato, me hacen el favor. Gracias. Al que dijo lo del uniforme; pegaste cerca, pero lo primordial no es exactamente eso...

Aaaaaaaaaah, ya te estás dando cuenta.

Sí. Ya sé lo que sentís. Hay algo que no está bien. La sombra de una revelación. Como una astilla en tu mente. Un bug en la Matrix. No podés señalarlo específicamente, pero sabés que -Delante de tus propios ojos- hay alguna especie de contradicción física que hace sonar todas las alarmas de tu subconsciente.

Observemos ahora el siguiente detalle, que incluye un emote animado de Pyong el zorro como guía para alentar la reacción emocional correcta ...



Efectivamente. Contradiciendo los más estrictos lineamientos estético-morales del hentai, ésta colegiala lleva calzas bajo la pollerita. Y no podemos acusarla a ella, porque -Y este es el punto en el que empieza la parte verdaderamente cruda del informe- esas calzas son parte del uniforme. Y eso no es todo; porque ni bien noté este despropósito me puse en contacto con diversas fuentes que tengo desperdigadas por el planeta para poder enfrentar este tipo de situaciones con premura, y todas confirmaron que el uso de calzas debajo de las polleritas de los uniformes de las colegialas es una costumbre instaurada desde hace varios años a nivel mundial.

Puedo ver por tu expresión de horror y ese temblor descontrolado en tu labio inferior que las palabras ya se formaron en tu cabeza, pero sos incapaz de pronunciarlas. Te entiendo, yo pasé por lo mismo en su momento. Dejáme, entonces, que te quite este peso de encima y lo diga yo: En efecto, el hentai miente.

¿Cómo vino a pasar ésto? ¿Desde cuándo? ¿Qué clase de enfermo pervertido carente de toda moral hace eso con el sagrado concepto universal del uniforme de la colegiala? No lo sé, hermano, no lo sé...

¿Y ahora?

La conspiración ya ha sido expuesta. Adónde vayamos de acá en más, es algo que deberemos decidir entre todos. Pero lo que es innegable, inescapable, es que esto no puede quedar así.

Si por un momento te arrepentís de haber seguido al conejo blanco, pensá que pudo haber sido peor.
Mirá cómo la llevó este morocho.
(Click para ampliar)

A priori y sin pensarlo demasiado, yo sugeriría formar escuadrones y salir en cruzada emancipadora, arrancando de sendos tirones esas calzas opresoras oligarcas a cuanta colegiala crucemos por nuestro camino de la libertad. Y sacar fotos. O mejor, documentar la empresa en videocinta y publicarla oportunamente en YouTube. Ponernos en acción y hacer correr el mensaje. Que los conspiradores sepan que ya los descubrimos, y que no vamos a quedarnos cruzados de brazos.

La lucha, amigos, recién comienza. Abajo las calzas. Y nunca mejor dicho, ahora que lo pienso. Cuack.


Por el amor de Dios, me acabo de dar cuenta de que todo esto significa que las películas de Harry Potter también mienten. El horror no se detiene

RANT revela conspiración que trastoca todo lo que creías saber acerca de las colegialas y -A través de ellas- de la realidad como concepto abstracto. Se aconseja al lector aplicar su mejor criterio en la lectura de esta columna, ya que los conceptos que se manejan pueden tener efectos insospechados en espíritus frágiles. A propósito: Feliz CumpleRANT.

Alicia cayendo a la madriguera del conejo. No, no tengo la menor idea tampoco. Pero si esto te parece raro, tenés que ver el resto del cuento.
(Click para ampliar)

uestros lectores más sagaces (Entiéndase esto como una figura literaria, por supuesto; sabido es que realizar semejante distinción entre los masivos intelectos de la privilegiada casta de notables que son los seguidores de RANT es prácticamente imposible) quizás hayan notado que desde hace algunos días, en forma esporádica, hemos estado incluyendo en esta sección alguna que otra fotografía de diferentes variedades de colegialas. Como seguramente ya lo habrán deducido hace rato, existía un motivo para esto: Era una forma de precalentamiento con el fin de suavizar el impacto el día que decidiéramos hacerles cierta revelación que cambiaría todo lo que ustedes creían saber sobre el mundo en el que vivimos.

Pues bien, aprovechando la conjunción astral del segundo aniversario de RANT, el momento de hacer la antedicha revelación ha llegado.

Aquellos que crean tener el espíritu lo suficientemente templado como para tirarse por la pastilla roja y comerle el agujero al conejo blanco, que den un paso adelante.

Pero piénsenlo bien. Sepan que, después de hoy, ya nada será igual...


Muy bien, gracias por quedarse y felicitaciones por su valor. En primer lugar, vamos a observar atentamente esta secuencia de imágenes. Nótese que no nos queremos enfocar en la tortura a la que está siendo sometida la protagonista (Se trata de un método de penitencia clásico de los colegios católicos argentinos, algo habrá hecho para merecerlo, con total seguridad) ni buscamos emitir un juicio al respecto. Simplemente obsérvese la imagen desde el punto de vista más objetivo y analítico posible ...

A continuación, obsérvese estas ilustraciones ...

Al igual que todos aquellos que a esta altura de la columna están operando su PC con una sola mano, todo lo que yo sé sobre sexo lo aprendí del hentai. El hentai es -Hasta donde yo puedo afirmar- un reflejo de la realidad de una fidelidad tal, que algunos podrían decir que de hecho no refleja la realidad sino que la define.

Vuélvase entonces a observar los dos juegos de imágenes, e inténtese establecer las diferencias más importantes.

A ése que dijo lo del tamaño de los ojos me lo sacan de la sala de inmediato, me hacen el favor. Gracias. Al que dijo lo del uniforme; pegaste cerca, pero lo primordial no es exactamente eso...

Aaaaaaaaaah, ya te estás dando cuenta.

Sí. Ya sé lo que sentís. Hay algo que no está bien. La sombra de una revelación. Como una astilla en tu mente. Un bug en la Matrix. No podés señalarlo específicamente, pero sabés que -Delante de tus propios ojos- hay alguna especie de contradicción física que hace sonar todas las alarmas de tu subconsciente.

Observemos ahora el siguiente detalle, que incluye un emote animado de Pyong el zorro como guía para alentar la reacción emocional correcta ...



Efectivamente. Contradiciendo los más estrictos lineamientos estético-morales del hentai, ésta colegiala lleva calzas bajo la pollerita. Y no podemos acusarla a ella, porque -Y este es el punto en el que empieza la parte verdaderamente cruda del informe- esas calzas son parte del uniforme. Y eso no es todo; porque ni bien noté este despropósito me puse en contacto con diversas fuentes que tengo desperdigadas por el planeta para poder enfrentar este tipo de situaciones con premura, y todas confirmaron que el uso de calzas debajo de las polleritas de los uniformes de las colegialas es una costumbre instaurada desde hace varios años a nivel mundial.

Puedo ver por tu expresión de horror y ese temblor descontrolado en tu labio inferior que las palabras ya se formaron en tu cabeza, pero sos incapaz de pronunciarlas. Te entiendo, yo pasé por lo mismo en su momento. Dejáme, entonces, que te quite este peso de encima y lo diga yo: En efecto, el hentai miente.

¿Cómo vino a pasar ésto? ¿Desde cuándo? ¿Qué clase de enfermo pervertido carente de toda moral hace eso con el sagrado concepto universal del uniforme de la colegiala? No lo sé, hermano, no lo sé...

¿Y ahora?

La conspiración ya ha sido expuesta. Adónde vayamos de acá en más, es algo que deberemos decidir entre todos. Pero lo que es innegable, inescapable, es que esto no puede quedar así.

Si por un momento te arrepentís de haber seguido al conejo blanco, pensá que pudo haber sido peor.
Mirá cómo la llevó este morocho.
(Click para ampliar)

A priori y sin pensarlo demasiado, yo sugeriría formar escuadrones y salir en cruzada emancipadora, arrancando de sendos tirones esas calzas opresoras oligarcas a cuanta colegiala crucemos por nuestro camino de la libertad. Y sacar fotos. O mejor, documentar la empresa en videocinta y publicarla oportunamente en YouTube. Ponernos en acción y hacer correr el mensaje. Que los conspiradores sepan que ya los descubrimos, y que no vamos a quedarnos cruzados de brazos.

La lucha, amigos, recién comienza. Abajo las calzas. Y nunca mejor dicho, ahora que lo pienso. Cuack.


Por el amor de Dios, me acabo de dar cuenta de que todo esto significa que las películas de Harry Potter también mienten. El horror no se detiene

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