sábado, 19 de mayo de 2007

De óbices que no son

En entrevista exclusiva con RANT, ex-integrante del equipo legal uruguayo en La Haya confirma que un fallo favorable a nuestro país no es ningún óbice. Después intenta pasarse de vivo.

Sindicalista Extremo.
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na vez más estamos reunidos en torno a los avatares del sonado conflicto por las papeleras de Fray Bentos --y bueno, ¿qué quieren que haga si los diarios no hablan de otra cosa? Sí, está aquella historia del dirigente sindical 3XXXtr3m0rZzZ que le metió un tiro en la cara a su mujer y dijo que había sido un sicario enviado por la Central de Trabajadores (los sindicalistas "oficiales", digamos, los que se vendieron al oro yanki y se hicieron comerciales; como Metallica); pero ésa ya fue cubierta hasta el hartazgo por todas las publicaciones y programas informativos y para-informativos habidos y por haber, y a nosotros no nos gusta tirarnos a la fácil de hacer chistes reciclados con noticias tontas. A nosotros nos gusta hacer un humor más refinado y sutil, de manera que cuando hacemos un chiste que no le hace gracia a nadie, nos podemos cubrir alegando que eso lo decíamos en serio.

Quiero decir, cuando hagamos un chiste; hasta ahora siempre hablamos en serio.

De esta manera damos comienzo a nuestra campaña:
"¿Qué carajo
es un óbice?"
con el auspicio de Google Image Search.
Este, según mis cálculos, sería un óbice de 12.000 litros.
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En fin, lo que traemos esta vez es una visión diferente del asunto: La palabra del abogado Edison González Lapeyre, ex catedrático de Derecho Internacional Privado, y ex integrante del equipo legal que representa a Uruguay ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Esta eminencia tiene una opinión muy llamativa respecto a la posición uruguaya en todo el asunto, algo que ya puede desprenderse de su carácter de "ex integrante..."; y es que el doctor fue una de tantas personitas y personalidades que, tras leer el incisivo informe que oportunamente publicáramos en estas páginas, empezaron a reconocer el pútrido hedor que rodeaba al equipo oriental -ese nauseabundo e inconfundible efluvio que emana del sobaco pringado de la corrupción-; y, como persona recta y honrada que es, decidió hacerse a un lado.

Pero, como corresponde a una personalidad seria y bien informada, González Lapeyre no se basó exclusivamente en el escándalo denunciado por nuestra columna para tomar tan drástica decisión; él ya tenía sus propias dudas acerca del proceder del combinado uruguayo ...

[...] después que la CIJ rechazó el pedido del gobierno argentino de medidas cautelares para la construcción de la planta de Botnia del 16 de julio de 2006, "todo parecía indicar que el camino a seguir era el de prepararse a contestar la demanda argentina" por una anunciada violación al Tratado del Río Uruguay. Sin embargo, enfatiza, que se enteró primero por la prensa, y luego de boca del propio canciller Gargano que Uruguay solicitó la medida provisional a la CIJ para el levantamiento de los cortes de ruta. Atento a ello, González Lapeyre, resolvió dar un paso al costado y no continuar trabajando sobre este tema, porque entendió que debió ser consultado previamente y, en segundo lugar, porque no compartió la estrategia seguida. [...] la continuación del juicio ante la CIJ es inconveniente a los intereses de ambos países. "En efecto, todo indica que este proceso va a tener una duración que se puede estimar entre cuatro y cinco años". Si bien entiende que la ordenanza final de la Corte será favorable a la posición uruguaya, "ello no es óbice para reconocer el tremendo daño que la prolongación de este litigio va a generar".

Otro óbice. A éste le calculo... Modelo 1940.
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Ya lo habíamos dicho nosotros, señores: El hecho de que el fallo de la corte sea favorable a la posición uruguaya, no es óbice. En absoluto. ¿Qué? ¿Vos eras de los que pensaban que era óbice? Bueno, ahí tenés, ahora te lo dice un profesional: No es ningún óbice. ¿Qué tenés para decir al respecto ahora, señor amigo de los óbices? "¡Aaaaay, sí, es un óbice grande como una casa!" "¡Yo al óbice lo baaaaaaaanco!" "¡El óbice manda acá y en la luuuuuna!" ¿QUE TENES PARA DECIR AHORA? ¿EH? Aaaaaaaahh... no, si no digo yo...

"Pero tampoco fue solamente la conjunción del informe de su respetable web y el óbice los que me motivaron a dimitir del equipo legal.", agregó Lapeyre con tono severo, interrumpiéndome mientras hacía morisquetas a un imaginario amigo del óbice que había situado en un rincón de la habitación, y atrapando mi atención nuevamente, "Existió un tercer motivo, mucho más importante y más terrible que todos los anteriores... ¿Está seguro de querer saber más al respecto? ¿Está realmente listo para conocer toda la verdad?"

Y otro óbice más. Yo creo que me quedo con éste, gracias.
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Sentí que el corazón me golpeaba con fuerza en el pecho. Las pupilas se me dilataron repentinamente haciendo el sonido ese de "chuuuuf!" que hacían los ojos de Jared Leto cada cinco minutos en Requiem For A Dream. Mis dedos temblaron, tamborileando ligeramente sobre la mesa. Gotitas de sudor helado perlaron mi frente. Tragué saliva y sentí manifestarse ese repentino efecto que te provoca el miedo a lo desconocido que te hace sentir que acabás de hacerle un apasionado cunnilingus a una toalla nueva. ¿Estaba listo? Reflexioné durante unos instantes. El lado negativo del asunto era que aquél conocimiento podía resultar ser una de esas verdades Lovecraftianas que lo hacen a uno perder la razón y sumirse en una demencia sin retorno. El lado positivo, que tendría algo para subir a RANT...

Pensándolo detenidamente, decidí que qué carajo, las dos opciones acababan en lo mismo: De una forma u otra iba a dar un paso fundamental en mi camino hacia lograr alejar de mi memoria el bochornoso episodio en el que cometí el error más grave de mi vida.

"Sí...", dije con voz temblorosa. Carraspeé para aclarar mi voz: "Estoy... listo."

Esto es más o menos lo que yo estaba viendo aquella tarde, de pie sobre la mesa de entrevistas, con la diferencia de que sostenía un libro en una mano.
Estoy enfermito, y ni así me dan un respiro T______T

"¡¡¡¡¡¡Pues entonces dirígete sin pérdida de tiempo a tu librería amiga ...", vociferó, poniéndose de pie de un salto sobre la mesa que nos separaba, tomando de pronto el tono de voz agudo y estridente de un feriante histérico, "... y reclama mi recién publicado libro 'La cuestión de las plantas de pasta de celulosa'!!!!!!".

Mientras decía esto, sacaba un ejemplar del libro de entre sus ropas y lo exponía ostentosamente ...

"¡¡¡No te lo puedes perder!!! Se trata de un breve análisis para no entendidos, ¡¡¡COMO TU!!!", agregó finalmente, estirando el índice de su mano izquierda hasta quedar a medio centímetro de hacerse una de esas aceitunas para remojar en el Martini, con mi ojo en el papel de la aceituna y su dedo en el del escarbadientes.

Creo que sería ocioso detallar el episodio que tuvo lugar a continuación, en el cual saqué a este taimado fariseo a golpes de nuestro cuartel general por hacerme perder el tiempo con sus rebuscadas estrategias mercantiles y encima tratarme como si fuese alguna especie de enano intelectual, porque esta columna ya se fue para demasiado largo y me dicen que hay otra más para subir y la tengo que acomodar yo también.

Aparte no se me ocurre ningún buen remate. Estoy un poco engripado y con poca imaginación

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