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miércoles, 14 de junio de 2006
Aprendiz de periodista uruguaya pone todos sus sentidos a la obra para analizar nueva película de Woody Allen. Literalmente.

¿Adiviná quién lo tiene?a primer reacción que me provocó Mulholland Drive fue la misma que le debe haber provocado a todo el mundo: Embarcarme en infatigable cruzada en busca de cuanta tertulia virtual se hubiese convocado para estudiar, analizar, comentar, y en líneas generales viviseccionar la confusa película de David Lynch, y acosar a los ilustrados expositores con la pregunta que inevitablemente surge en el preciso instante en que empezamos a ver los créditos rodando: "¿Alguien tendrá el video de Naomi Watts y Laura Helena Harring revolcándose en la cama?"

Eventualmente, mi búsqueda me llevó a la renombrada web Salon.com, donde Stephanie Zacharek escribía una nota que quedará grabada en mi percepción de lo que deberían ser los anales de la crítica cinematográfica, aunque sólo sea por incluir la frase ...

Si se pudiera capturar la esencia de las 3 a.m. en un frasco de perfume, olería como Mulholland Drive se ve.

Casi dos años después, Daniela "Cursos (Para)Lelos" Arrazcaeta de Zúñiga publicaría un link a lo que hasta hoy supo ser la mejor nota sobre el mundial de fútbol en el que estamos, mal que nos pese a dos o tres, inmersos hasta el cuello cual si fuese el océano de mierda hirviente que le aguarda en la otra vida y para toda la eternidad a más de uno que conozco (a propósito, un sabio consejo: No se olviden de estipular en su testamento que quieren ser enterrados con un palillo de colgar ropa apretándoles la nariz. No hay de qué.); y digo "hasta hoy" porque, demostrando que -como decía mi profundamente sabio e incurablemente alcohólico abuelo- el mundo es un pañuelo, precisamente en este año mundialista nos acaba de llegar, en carácter de colaboración desinteresada, una columna de puño y letra, como probablemente ya lo adivinaron, nada más y nada menos que de Stephanie Zacharek, que aparentemente es ávida lectora de esta web.

































PFFFFFFFFFFFFFFJUAJUAJUAJUAJUAAAA!!!!!

Jiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiihhh...


¿En serio te creíste eso? ¿Vos sos tarado? ¿Te parece que una mina que escribe en Salon.com nos va a mandar un mail a nosotros? No, mi viejo, la autora de la columna que recibimos es "Stonetall", la bloggera culpable de perpetrar esa huevada mundialista de la que hablaba más arriba. Y ni siquiera la mandó ella, sino cierto colaborador que prefirió permanecer en el anonimato.

La "columna" es más bien una somera pero enriquecedora crítica de Match Point, la nueva película de Woody Allen. Con un poco de suerte, empezar a hablar de películas de Woody Allen mejorará ligeramente el estatus cultural de esta web y, en consecuencia, su poco agraciada situación a los ojos de la estricta Sociedad Secreta De Bloggers Psicobolches Y Groupies De Antonio Gramsci.

Pero a lo nuestro.

Que hablen las pituitarias cinematográficas de Stonetall ...

Redonda. No parece de Woody, pero en ciertos perfumes, en ciertas insinuaciones está su manita.

Bueno. ¿Por dónde empezamos? Lo más obvio sería la línea que motivó el título de esta columna: Esa apelación al olfato para calificar una película tiene que ser el texto más pretencioso y amanerado que se haya visto en los últimos dos o tres milenios. Si no supiera de buena fuente que Stonetall es una mujer, a esta altura ya estaría a punto de agotar la batería de comentarios homofóbicos del imaginario colectivo universal. Es tan frutita, que el curso de acción más lógico para lograr que la persona real de Stonetall encajara con las exposiciones excretadas por su orificio dialéctico sería practicarse una operación de cambio de sexo, sólo para poder hacerse trolo.

En todo caso, antes de que nuestros lectores más provincianos y retóricamente discapacitados crean que eso de que "en ciertos aromas está la manita" significa que el tipo dirigió la película escarbándose los mocos, volvemos a oficiar de traductores Cinematequito/Español - Español/Cinematequito y resumimos en el lenguaje del ciudadano promedio: Match Point es diferente a las demás películas de Woody Allen, pero apesta tanto como cualquiera de ellas.

El parlamento de esta escena de Mulholland Drive ilustra el concepto en forma insuperable: "Calláte la boca, guaranga". O algo así, no me acuerdo bien.

Por otro lado, supongo que esa breve pero contundente línea de apertura de la nota, en tren de lo que tentativamente voy a llamar "geometría aplicada a la crítica cinematográfica", tendrá como objetivo el atraer a ingenieros, arquitectos, matemáticos y tantos otros tipos de gente fea, comunicándose con ellos en su propio lenguaje. A tono personal, quiero decir que lo mío son las películas más bien triangulares.

¿Y qué pasa con esa manía de tutear a las celebridades? ¿Equipararse a ellas con una naturalidad ensayada es una demostración práctica de elevado carácter intelectual, o será simplemente un patético intento de aparentarlo? ¿O acaso Stonetall conocerá personalmente a Woody Allen?

De hecho, ahora que lo pienso, eso podría explicar por qué se cuida tanto de ser más directa a la hora de defenestrar sus películas de mierda como se lo merecen. Es difícil hablar mal de los amigos.

Un pensamiento de despedida: Si no vieron Mulholland Drive, véanla. Es buenísima.

Tiene olor a manito, o lo que sea

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