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sta columna es una advertencia, con la cual –lo admito- quizás estaré llegando algo tarde. Eso se debe a que vine caminando, tranqui panchi, con gran pachorra, por el lado de la sombrita. Sin apuros. Como deben hacerse estas cosas. Y como debe vivirse la vida en general.
Al igual que todos los años desde no tengo idea hace cuánto porque fue una de esas cosas que se nos acercó con sigilo y nos asestó un golpe tan inesperado como contundente, en ésta época de mierda en la que hace tanto calor que se podría freír un huevo con sólo dejarlo unos minutos al sol o sea que señores tengan cuidado que no se les vaya a zafar el suspensor que ya saben cómo le fue a Neustadt con eso, comienza la temporada de carreras: Tres o cuatro grandes empresas de la talla de Nike y Nativa auspician otros tantos eventos en los que se congregarán multitudes de ciudadanos que dedicarán toda una tarde a correr como unos energúmenos en la vena de 
la vida saludable.
Bueno.
A ver si nos ponemos de acuerdo de una buena vez: Cuando hicimos la Semana del Deporte & la Salud, la intención era enviar un mensaje, siempre con el estilo joven, dinamico, diverto, desfachatado...etc que nos caracteriza, sí; pero había un mensaje. Sobre un asunto de vida o muerte.
Como acaso habrás empezado a sospechar merced al tono dramático que se desprende del uso liberal de cursivas y negritas que acabo de hacer, las cosas no salieron del todo bien.
En efecto, al parecer pecamos de sobreestimar la inteligencia de nuestro público, y cuando decíamos cosas como "El deporte es salud, ¿eh amigos? *WINK* *WINK* *NUDGE* *NUDGE*", algunos se lo tomaron literalmente. Este malentendido, sumado a una agresiva campaña publicitaria llevada a cabo por las empresas mentadas anteriormente, ha hecho que, una vez más, estos terribles eventos tengan luz verde para cobrarse una cantidad de víctimas incalculable.
Sí, dije víctimas. Porque, como quisimos hacer entender pero evidentemente fallamos, el deporte, señores, no es salud. Todo lo contrario.
A ver, vos, taradito que sólo entendés si se te habla directamente, sin rodeos ni metáforas: ¿A vos te parece que una empresa de calzado deportivo cuya planta de producción es un carguero anclado en aguas internacionales que tiene encerrados en la bodega a centenares de coreanitos menores de edad trabajando en jornadas de dieciocho horas siete días a la semana a cambio un plato de arroz con queso le puede importar una mierda la salud de un potencial cliente en un país tercermundista perdido en el medio de Sudamérica pero más bien corridito para el lado del Atlántico?
¿Tu salud?
Permitíme responderte con un gráfico ...
A ver si abrís los ojos de una vez: El único motivo por el que Nike te quiere hacer correr ciento treinta kilómetros es que hagas mierda tu calzado deportivo, y te veas obligado a comprar un nuevo par.
¿Y a quién se lo vas a comprar?
Aaaaaaaaaaah, ¿empezás a entender?
Bueno, a ver si ésta la sacás vos solito: ¿De qué le puede servir que vos te pases una tarde de domingo corriendo sobre el asfalto que hierve bajo los rayos de un sol abrasador a una empresa como Nativa? ¿Una empresa cuyo negocio es vender agua?
Aaaaaaaaaaaaaaaaaah, ¿estás viendo un patrón?
El deporte no es salud, señores. El deporte es un invento de multinacionales codiciosas para facturar un poco más una vez al año, como hay tantos otros: El día del padre, el día de la madre, el día del abuelo, el día del niño, el día de la secretaria, el día de la raya del culo del mecánico, el día del transportista, el día del maestro y la declaratoria de la independecia.
El problema es que, a diferencia de los otros, que no son más que fábulas para engañar a mentes débiles y convencerlas de gastar dinero en la vena de una obligación arbitraria y ficticia, el deporte entraña un peligro real.
Y no lo digo yo, lo dicen las más importantes eminencias de la medicina mundial: Vivir a las corridas produce estrés, y está demostrado que el estrés afecta directamente al sistema inmunológico. Y si correr desde la fotocopiadora al escritorio en el entorno de una oficina hace tan mal, ¿qué clase de subnormal puede aceptar que correr cien veces más, y hacerlo bajo los rayos inclementes de un sol infernal, puede hacer algún tipo de bien? ¿Te das cuenta de que si lo razonás no tiene ningún sentido? Ya lo dice la ciencia ...
Se ha demostrado que el estrés prolongado o severo debilita el sistema inmunológico, presiona al corazón, daña las células de la memoria en el cerebro y deposita grasa en la cintura, en lugar de en las caderas y glúteos (lo que es un factor de riesgo para padecer males cardíacos, cáncer y otras enfermedades), dice el doctor Bruce S. McEwen, director del laboratorio de neuroendocrinología de la Universidad Rockefeller en Manhattan y autor de un nuevo libro, "The End of Stress as We Know It" ("El fin del estrés tal como lo conocemos"). Se ha comprobado también que el estrés está involucrado en el envejecimiento, la depresión, los males cardíacos, la artritis reumatoide y la diabetes, entre otros.
Sí, señor, el estrés prolongado es fatal, ¿y qué más prolongado que una maratón?
Y no sólo eso: Nótese que, como si todo esto fuera poco, el estrés deposita grasa en la cintura.
¿Y? ¿Qué me contursi? ¿Qué talco usá pa'l culo?
Ya demostramos que el deporte produce estrés, y ahora sabemos que el estrés te hace crecer la barriga; ergo: EL DEPORTE ENGORDA.
Pero a lo mejor no sólo no te alcanza con que lo diga yo, sino que tenés la cabeza tan comida por la mafia de la indumentaria deportiva y el agua mineral que tampoco le creés al doctor McEwen. Bueno, para vos, vaya una muestra que rompe los ojos, a cargo de uno de los deportistas más famosos del último siglo ...
 Diego Armando Maradona ANTES de practicar deportes. |
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 Diego Armando Maradona DESPUES de practicar deportes. |
¿O tampoco le creés a tus propios ojos?
Ahora bien, quizás no te preocupe la idea de criar una barriga malsana. Pero calculo que sí te interesará conservarte con vida; porque no sé si estabas al tanto, pero parece que cada tres dias muere un atleta por un problema cardiovascular.
¿Que quién dijo semejante burrada, preguntás?
Ah, nada más que los burros del British Medical Journal.
El deporte, ha quedado demostrado, es nocivo para la salud. De hecho, según los expertos, una vez cada tres días es mortal. Es lo más parecido a una ruleta rusa que haya visto en mi vida, ahora que lo pienso. Y lo peor es que su efecto es contagioso: Basta solamente con estar cerca de alguien que practique algún deporte para verse afectado física y psicológicamente.
Vamos a hacer un test: ¿Cuándo fue la última vez que supiste de un gordito que pasó la vida despatarrado en un sillón jugando al Bioshock y comiendo papas chís al cual un buen día se le haya piantado una biela y haya salido a masacrar a todos sus compañeros de clase usando una escopeta con sistema de absorción de impacto para un menor retroceso y cargada con cartuchos explosivos en la mano derecha y un plásmido de rayos eléctricos en la mano izquierda? Hace mucho, imagino, y seguramente fue bien lejos de acá, ¿verdad?
Capaz que incluso sos demasiado joven para haber oído de algo así jamás.
Ahora, ¿cuándo fue la última vez que escuchaste de un puñado de fanáticos del fóbal, el deporte insignia del Uruguay (deporte insignia en el cual Uruguay no gana un partido importante desde hace más de 50 años, pero sigue siendo el deporte insignia, se ve que es una insignia difícil de sacar; debe estar cosida o algo) que se convierte en una turba enardecida y se agarra a piñas con otra turba enardecida en una batalla campal que se convierte en una vergüenza a nivel internacional? Yo te lo voy a decir: Hace aproximadamente diecisiete segundos, exactamente cuando dejaste de prestarle atención a la tele o a la radio o al portal informativo que estabas leyendo; porque la piñata que se armó en Jardines del Hipódromo es de lo único que se habla se desde hace una semana y pico.
Y ahora con permisito, me voy a fumar un cigarrín
Etiquetas: æclipse µattaru, deportes
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