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Henchidos de felicidad y con el orgullo de la misión cumplida tras conocer el resultado del reciente peritaje de los detectives ambientalistas, lo cual deja en claro que sólo leyeron los reportes de la prensa uruguaya y se saltearon la versión de los argentinos (y también la de Montevideo Portal, que ya se ha demostrado que trabaja para el enemigo), los directivos de la controvertida planta de celulosa Botnia decidieron invitar a un seleccionado de periodistas argentinos con el fin de que chupen gile.
La visita fue una auténtica fiesta: Reinó el entendimiento, la claridad, la transparencia y un diálogo frontal y franco. Según nos cuenta el diario El País ...
Prensa argentina se llevó positiva impresión de la planta de Botnia
Destaque. Periodistas subrayan el profesionalismo y el cuidado ambiental.
[...] Cintia García de Radio Continental señaló que tras la visita "es difícil sacar conclusiones" aunque dijo estar impresionada por la automatización de los procesos y el "mucho control" que hay sobre ellos. "Dan ganas de creer", reconoció. [...] "Salgo de Botnia sin entender dónde está la contaminación y llego a Gualeguaychú y me van a decir que hay contaminación, por lo tanto me voy con un 'quilombo' bárbaro en la cabeza", dijo Mariano Montaño de Radio Universal de Córdoba. [...] Juan Pablo Bucre de Tele- fé Noticias dijo haber percibido "una inversión increíblemente grande" y que "se ha pensado mucho en el tema ecológico". [...] Luis Rodrigo del diario "El Litoral" de Santa Fe dijo que se fue "con una buena impresión de la planta, que parece una de las más modernas y llama la atención su magnitud". [...] Marcelo González del diario "El Heraldo" [...] aclaró que no es químico, pero que el agua que se vierte al río tras los procesos con la celulosa "es bastante transparente a simple vista".
En otro orden de cosas, quisiera aprovechar esta oportunidad que me doy en este espacio para felicitarme por haber encontrado la mejor tapa de disco de todos los tiempos.
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Lo dicho. El alegre regocijo signó esta tarde de armonía y concordia (Concordia, paradójicamente, parece que no mandó ningún cronista) (cuack). He ido a cumpleaños infantiles en los que no se vivía un clima tan dicharachero. Y la comparación no es para nada exagerada, tampoco, porque el humor también tuvo su lugar en la tarde.
Todo comenzó cuando uno de los periodistas argentinos (que dicho sea de paso parece que nadie pudo identificar, porque no hay una referencia directa en ninguna parte) desafió a uno de los guías del Botnia Tour -nada menos que Gervasio González, gerente de Medio Ambiente de la empresa- a que tomara un vaso del agua que pasa por dos piletas de tratamiento para ser filtrada antes de devolverla al río Uruguay. La curiosa propuesta venía al caso porque parece que González, un año atrás, habría dicho a un medio argentino que "por supuesto bebería el agua" que Botnia iba a devolver al río. Ahora, si bien el diario La República se deja llevar un poco por el orgullo nacionalista y titula, entusiasta:"Al final, bebió el agua de la planta de Botnia", lo cierto es que, según otros medios un poco más sensatos, al amigo Gervasio le hizo cuí cuí el que te jedi ...
Pero rápidamente, González -quien un año atrás se había jactado de que se bebería el agua- se excusó: "No es agua potable. Tampoco tomaría agua del río Uruguay. Sí me bañaría, pero tomar el agua no". "Si la tomás, no te va a pasar nada. Lo peor que puede ocurrir es una diarrea", explicó.
¡Entonces no tomó nada el agua! ¡Se pudrió todo! ¡Al carajo el espíritu de alegría y entendimiento de la tarde! Y, aún más preocupante: ¿¡Esto quiere decir que La República MIENTE!? ¡¡¡OH POR DIOS!!!
Bueeeeeeeeeno, a ver. "Miente" es un término un poco feo para andar soltándolo así a tontas y a locas como quien tira desechos tóxicos altamente contaminantes al río. Yo diría mejor que "maquillan ligeramente los hechos con la finalidad de encajarle cualquier fruta a los pobres imbéciles de sus lectores que se creen cualquier cosa".
Lo cierto, en cualquier caso, es que lo que pudo haber desembocado en un áspero desencuentro se salvó en el anca de un piojo, por obra y gracia del ocurrente asesor de prensa de Botnia ...
Ante la negativa, el asesor de prensa de Botnia, Aldo Leporati, decidió hacerle frente a la situación: "Bueno, yo la tomo, pero si vos la sacás". Y así fue que el asesor apuró el trago del líquido amarillento oscuro del vaso. Entre risas, intentó quitar dramatismo: "¿Dónde está el baño?", preguntó.
... y es que el tipo, obviamente, es un comediante de alma.
Por un instante, el rostro de González se contrajo en una mueca de preocupación, pero Leporati explotó en risas y, para coronar el chiste, le estroló un pastel en la cara a su compañero. Mientras González se limpiaba los restos de merengue y crema, Leporati hizo sonar una corneta al tiempo que la moña que adornaba el cuello de su camisa daba vueltas alocadamente sobre sí misma como una pequeña hélice. González, ya limpio, le dirigió una mirada fulminante, tras lo cual le lanzó un cachetazo con todas sus fuerzas, pero el otro fue más rápido y se agachó justo a tiempo, dejando al gerente de Medio Ambiente girando sobre su propio pie cual loca peonza humana. Leporati, una vez más presa de las carcajadas provocadas por sus propias locuras, se dobló sobre sí mismo agarrándose el estómago, posición ésta que González, una vez recuperado el equilibrio, aprovechó para propinarle un sonoro puntapié en el trasero. El asesor de prensa se volvió, enfurecido, tomó un balde y lo llenó con la controvertida agua de las piscinas de filtrado, para a continuación amenazar con arrojarlo sobre el gerente, que salió corriendo presa del pánico. Los miembros de la prensa observaban absortos la loca carrera en torno a las piscinas, hasta que finalmente ambos desaparecieron detrás de unos pilares de hormigón.
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Pasados algunos segundos en silencio, los periodistas comenzaron a aventurar unos tímidos pasos en dirección al punto por donde los representantes de Botnia habían salido de escena, pero en ese preciso momento los mismos volvieron a aparecer, aún en acalorada persecución. Dieron dos vueltas más alrededor de las piscinas, y, finalmente, González dio un brusco giro hacia su izquierda, lanzándose en una patinada hacia el grupo de cronistas; tomó a una joven de baja estatura por los brazos y se escudó detrás de ella. Esto no amedrentó en absoluto a Leporati que, sin vacilación, lanzó con todas sus fuerzas el contenido del balde sobre el grupo. Los argentinos apenas atinaron a cubrirse la cabeza y a lanzar algún que otro gritito de alarma, mas el susto trocó instantáneamente en risas cuando descubrieron que lo que salía del balde era, en lugar de la temida agua turbia, una colorida lluvia de pequeños papelitos brillantes que acabó por enmarcar con una bella imagen lo que había sido aquélla tarde de fiesta.
Los invitados no pudieron -me animaría a decir que no quisieron porque, francamente, ¿quién querría?- contener el impulso de festejar el número con un fuerte aplauso, risas y vítores de todo tipo, demostrando que no tuvieron infancia, porque yo la pavada esa del balde me acuerdo de habérsela visto hacer a todos y cada uno de los jodidos payasos en todos y cada uno de los jodidos cumpleaños a los que asistí a lo largo y penoso de toda mi jodida infancia
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