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Dawn, la primavera a través del ojo del nerd--¡¡Por Dios recién me doy cuenta de que tiene antenitas!!! Hay que ser terraja...
a todo solcito y cielos despejados llegó la primavera, la época más romántica del año. [Acá en RANT todo llega un poco antes, porque somos así de vanguardistas -N. del E.] Y como no quiero estropear un cuadro tan hermoso con mi habitual ordinariez barriobajera, voy a hacer mías las palabras de una de las celebridades de más rancio abolengo de la Cuenca del Plata, nada más y nada menos que la Señora Mirtha Legrand cuando dijo: "¡Mierda, carajo!", para celebrar la inauguración de La Semana Naranja (O anaranjada, si te gusta más) (O aloque) (¿Aloque? ¿Qué carajo es un "aloque"? ¿Alguien sabe de dónde puedo bajar un patch para arreglar el thesauro de Word 97? Porque hace rato que me viene andando para el culo. Aloque... ¿A lo qué?... ¡Aaaay, llegó el alooooque! ¡¡Todos a alocarseee!!!! A este thesauro lo debe haber armado Dani Umpi) (¿Qué? ¿Cómo que "demasiados paréntesis"?) (A propósito, ¿es "paréntesis" o "paréntesises"?) (¿O "paréntesiss"?)!!!!
Para acompañar al evento, tenemos un nuevo cuento de George que bien podría considerarse un testimonio de esta época. Yo no sé mucho acerca de la gente... de hecho ni siquiera conozco mucha gente; pero en cualquier caso, este muchacho o bien tiene una capacidad impresionante para capturar la esencia de la condición humana, las barreras impuestas de la sociedad moderna y la lucha interna (feroz pero en definitiva pueril) por liberarse de las mismas, y plasmarla en una prosa elegante pero no pretenciosa, divertida pero no payasesca, que además de entretener nos invita a reflexionar que, en definitiva, todos somos iguales y nos sentimos separados por las mismas barreras de los otros seres humanos y que el sólo hecho de admitir la arbitrariedad de estas barreras acaso sería suficiente para derribarlas; o bien me espía a mí cada vez que salgo a la calle y se entretiene en documentar cada una de mis miserias y delirios personales ...
El chofer podría haber acelerado para pasar tranquilamente bajo el visto bueno a regañadientes que significa el faro central de los semáforos. La cuestión es que no lo hizo. Empecé a sospechar que ese energúmeno de camisa celeste se había percatado de mis intenciones, por lo que corregí para ocasiones futuras la posibilidad de soslayar la perspectiva de espejo retrovisor que poseen estos singulares empleados públicos. Aún cuando fuera cierto, no iba a dejarme inhibir por los toscos esfuerzos de un sujeto que, de pretender mi mismo objetivo, corría con claras desventajas estetico-odoríferas que no vienen a cuento. Esta vez no cabe desmentirlo, parece que abrigo cierto rencor hacia los colectiveros.
En todo caso, júzguelo por usted mismo. Si usted también se siente identificado con este Recuerdo (tonto), me voy a sentir un poquito más tranquilo
Etiquetas: æclipse µattaru, editorial
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