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n estos últimos días se ha estado respirando un aire enrarecido en el Complejo Penintenciario Comcar o Compen (depende a quién le preguntes) (yo estaba seguro de que le habían cambiado el nombre hace unos meses, pero parece que no), ya que esa manga de mugrientos no se bañan nunca y hay un olor a chivo que ni se puede estar.
Si por un momento pensaste que no iba a poder meter una imagen de colegialas en una columna que habla sobre presos y cárceles, permitime decirte que sos un iluso.
¡Señores, aquí se ha cometido un crimen, y tanto la víctima como su victimario son colegialas!
Nótese que ellas tampoco pueden escapar al largo brazo de la ley.
(Click para ampliar)
A dicha atmósfera se sumó la pestilente actitud del dúo dinámico negociador conformado por el senador Víctor Vaillant y el comisionado Alvaro Garcé, que se mandaron hasta el lugar y negociaron el traslado de dos peligrosos reclusos a un lujoso spa, a cambio de un par de armas que los malvivientes tenían escondidas, que aparentemente eran de las difíciles y valían el canje. En honor a la verdad, debo decir que estoy especulando porque no sé qué tipo de armas eran exactamente; pero me imagino que serían similares a las usadas apenas unas horas después en un par de violentas reyertas que tuvieron lugar en el complejo.
Eventualmente, alguien que estaba mirando Prison Break se acordó de que los delincuentes no deberían andar con armas de fuego, y menos que menos cuando están del lado de adentro de la chirona, y sospechó algo raro. Fue así que las fuerzas policiales en su conjunto actuaron como un puño de acción, y al unísono se pusieron de pie, se ajustaron la corbata, metieron como pudieron la barriga, se rascaron el culo, y -en todos los centros carcelarios del país- empezaron a vigilar concienzudamente a cada uno de los visitantes que recibían los reclusos; ya que éstos eran los principales sospechosos de actuar como fuente de ingreso de armas, drogas y discos de cumbia villera.
Esta vigilancia rindió sus frutos cuando un sagaz e incorruptible agente de segunda del Penal de Libertad interceptara el ingreso de un arma de fuego destinada al recluso Gerardo Marcelo "Yayo" Pérez por parte de su abogada; que según el diario La República tiene las inciales G.E.P.J., y que representa -además de al ya mentado Pérez- a pesos pesados del ambiente criminal uruguayo como "el Carliño", "el Betito", o el hermano de "el Betito".
Y justo yo estaba pensando que eso de "agente de segunda" era medio denigrante; ¿qué decir entonces de este "chorro de cuarta"? ¿Qué clase de petardista de poca monta tenés que ser para que tus colegas ni siquiera se gasten en ponerte un nombrete propio, y te conozcan como "el hermano de..."? ¿Sabés lo que debe ser la autoestima del pobre tipo?
Pero me voy por las ramas; al punto: La que le entraba armas al "Yayo" era su abogada! ¿Se entiende de qué estamos hablando?
Acá ya hemos dicho varias veces que consideramos a los abogados como una plaga malsana, pero esto se pasa de la raya al medio. Personalmente, no quepo en mí de la indignación. Hace días que no puedo conciliar el sueño, preguntándome qué clase de monstruo aprovecha la buena fe de la institución policial para introducir armas de fuego a una penitenciaría...
Si acaso te hiciste la misma pregunta, parece que sería esta clase de monstruo ...
Click para ver el video completo
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AAAaAaaAAAH!!!! |
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Si estás leyendo estas líneas sin haber visto el video que las antecede, más vale volvé atrás y dále al "play", porque no hay nada que pueda decir yo que logre convertir esa entrevista en algo más tragicómico. Es EL punto alto de la columna, por lejos.
Como un servicio para aquéllos infortunados que no puedan reproducir videos de YouTube, vaya esta imagen de la abogada del horror, lista para salir a matar en la corte.
Nótese que para las fotos sí se peina.
Por las dudas, aclarar que el reporte meteorológico de ese día daba parte de "vientos del sector Este suaves y moderados". O sea, la mujer no está despeinada por el viento. En otras palabras, eso es el pelo con el que se presenta en la corte. Yo en el lugar del juez, sólo por aparecer con ese nido de caranchos en la cabeza, la proceso por desacato.
Algo que ninguno de los informativistas que hablaron del caso parece haber notado es el sospechoso trato que la licenciada tiene con su representado, al cual no sólo cita como "Yayo", sino que ni siquiera se acuerda del nombre verdadero; o sea que hace rato que lo llama por su apodo. Acá nos cuidamos mucho de andar tirando cuerdas de ropa deductivas para evitar caer en juicios apresurados de los que más tarde tuviéramos que desdecirnos, así que voy a expresar mi teoría extremando el tacto y la cautela: Para mí que "el Yayo" se está moviendo a la abogada. No sé.
Por otra parte, debo decir que, en mi carácter de eventual aspirante a criminal, tengo mis reservas respecto al buen obrar de Magdalena "Sasquatch" Reyes como defensora, ya que eso de "asaltó --diiicen que asaltó..." me suena más bien a cosa de fiscal. Y un fiscal bastante sarcástico, además. Si con ese tacto trata todos sus casos, por lo menos la pregunta de quién es que la peina de esa manera ya está respondida.
Ahora, como digo esto, por otro lado debo admitir que la doctora demuestra que está realmente comprometida con su trabajo y que lleva aún los casos más desesperanzados hasta el final e incluso más allá, cuando dice "yo soy la abogada" de Mario "el Marito" Soria, a quien los lectores quizás recuerden por haber sido el autor intelectual del tristemente célebre motín de Diciembre de 2001. O, más recientemente, por el hecho de que hace seis meses que está muerto
¡ANTES COMIA TOSTADA INTEGRAL!
Orco se trasviste, estudia derecho y le caga la vida a joven monaguillo uruguayo. Al parecer "el Yayo" Pérez era un ciudadano ilustre hasta que se benefició a este guanaco.
"¡Stevie Wonder se cortaría las manos!", comenzaba su declaración ante la corte el psiquiatra del acusado, "Imagínese, señor juez, despertar por la mañana de resaca y encontrarse ese cardo con aliento a espinillar y ojeras de postre. ¿Cómo no emprender una cruzada contra tan cruel mundo?"
Interlunio, corresponsal de RANT en Tribunales
Etiquetas: æclipse µattaru, policial
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