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jueves, 4 de diciembre de 2008
Senador propone que todo uruguayo cace su pistola y la tome a tiros con estos delincuentes que nos traen locos, and it's fucking scandalous!

ace un par de semanas, en el marco de las celebraciones del Mes De La Violencia & La Gresca Generalizada, instaló su amplio trasero en el cabildo abierto virtual de la sociedad uruguaya la discusión sobre un tema puntual: ¿Qué hacemos con las armas? ¿Las prohibimos o compramos más?


Esta es una columna sobre violencia y armas de fuego, y como tal está auspiciada por
The Machine Girl,
el hallazgo cinematográfico del año, a cargo de Eufrasio Abaracón.

La gota de kerosén que rebasó el barril lleno de basura prendida fueguito como esos que aparecen en los callejones de las películas así que imagináte la llamarada que saltó, cualquiera que estuviese a medio metro de distancia se quedaba sin cejas antes de enterarse de qué había pasado --pensándolo bien, teniendo en cuenta que esos barriles siempre están rodeados por vagabundos barbudos y melenudos, aquello debe haber sido una verdadera masacre capilar, madre santa; la gota, decía, fue una columna de Eleuterio "Ñato" Fernández Huidobro, ex-guerrillero revolucionario devenido en senador de la República. La misma analizaba esta ola de violencia que nos ha llevado puestos con tabla de surf y todo y nos trae revolcando desde hace rato sin que parezca que por fin vaya a pintar una orilla, pero con cierto toque de originalidad al señalar lo inútil que resulta debatir acerca del verdadero origen del problema, siendo que ya está instalado y tiene raíces demasiado profundas como para pensar que extirparlas sea algo remotamente razonable.

O sea, el senador opina que ya basta de tanto jugar a la arqueología social, de andar escarbando en busca de los huesos del eslabón perdido de la violencia ciudadana; que es hora de mirar a la realidad a la cara y enfrentar el problema con propuestas prácticas, concretas.

Y la propuesta práctica, concreta de Huidobro es ...

... que cada ciudadano se consiga un arma, se atrinchere en su living, y a la primera que se cruce por la vereda de su casa un pardito en actitud sospechosa, abra fuego a discreción; no menos de dos tiros, por los menos uno de los cuales debe dar en la cabeza. Y una vez el indeseable malandrín dé con sus huesos en el suelo, asegurarse de que no está fingiendo (ojo que son taimados estos bichos), rematándolo con dos tiros más en la frente. Y ante la duda de si lo que tenemos enfrente será un pardito delincuente o más bien la otra, rarísima, variedad de pardito inofensivo, tirar primero y preguntar después; que a la hora de lamentar desgracias siempre es preferible lamentar una desgracia ajena, que bien sabido es que duele mucho menos porque es un lamento de mentiritas.

Más o menos.


Esta es Lulita86, nuestra francotiradora residente, siguiendo el consejo del senador Huidobro. Si notaste el detalle de que está apuntando con una escopeta antes de fijarte en que no tiene pantalones puestos, me parece que tendrías que pensar en ordenar un poco tus prioridades.
(Click para ampliar)

Bueeeeno, capaz que no fue con esas palabras exactas, estoy citando de memoria; pero la verdad es que ahora no tengo el texto a mano y fijáte lo lejos que me quedó el link, sólo pensar de llevar el mouse hasta allá arriba me da una pereza sobrehumana. Pero el argumento iba por ahí.

En cualquier caso, todavía no se había secado la tinta en la edición digital del periodiquete, que ya había saltado toda la majuga de mariquetas neoprogres psicobolches pseudointelectualoides a patalear en sus respectivos blogs y en los blogs de sus amigos, que cómo va a decir una cosa así que qué escándalo que a ver si a uno se le escapa un tiro y después hay que pagarlo por bueno, caramba, que además la violencia sólo genera violencia y está probado en Suiza y en todo el mundo que la única forma de combatir la delincuencia es con AMOR. Porque viste cómo son estos neo-hippongos de mierda, los hacés saltar con una facilidad que no funcionaría mejor si tuvieran un botoncito.

Digo, un botoncito con un resorte.

Que lo apretás y lo hace saltar. Como el muñequito ese de Kung-Fu Panda que viene en la cajita feliz.

¿No?


Bue, les voy a confesar una teoría que tengo.

"El Ñato" es un tipo que soportó sufrimientos que ni vos ni yo juntos nos animaríamos siquiera a imaginar -tanto físicos cuando le tocó hacer el papel de cautivo como psicológicos cuando le tocó jugar al ejecutor-, y cuyas secuelas, probablemente, todavía hoy le quitan el sueño cada dos o tres noches. Todo en pos de un ideal que recién ahora, entrado en la recta final de su vida, viene a darse cuenta era un castillo de barajas.

Ni siquiera eso: Un castillo de burbujas de jabón.

A la larga, no le quedó otra que transar con todo aquello contra lo que alguna vez había peleado. Lo que en su momento, en medio del fragor de la batalla, para un joven e idealista Huidobro debe haber parecido la madre de todas las guerras, una conflagración épica de la que sólo podía salir un vencedor, en cuyas manos quedaría la decisión de qué camino tomaría de allí en más el país, el continente y probablemente el mundo todo; acabó siendo un fugaz episodio de escaramuzas de entrecasa, como tantos otros en la historia del Uruguay; y para peor, uno que básicamente terminó en tablas y no decidió el camino de una mierda.

Para cuando la guerra terminó, el mundo seguía siendo exactamente el mismo que antes, con la diferencia de que ahora habiá televisión a color. En cuya invención ni él ni el enemigo habían tenido absolutamente nada que ver.

Mi teoría, entonces, es que la única forma que el tipo encontró para lidiar con una realidad tan patética fue un buen día decirse: "¡Mah sí, a la mierda con todo!"; y de ahí en más dedicarse a armar este tipo de escandaletes a propósito, sabedor de lo fácil que es soliviantar a la opinión pública de este país (tan fácil como inocuo, porque vamos, acá nos calentamos todos enseguida pero a la larga nunca pasa nada), simplemente por el placer de alborotar el avispero. Porque puede hacerlo.


"Bienvenido.
Soy el doctor Marvin Candle y ésta es una película que ilustra la situación en un hipotético mundo en el que toda la población tuviese libre acceso a armas de fuego. Se advierte que las escenas que se van a ver son altamente violentas, por lo que se recomienda al espectador apelar a su mejor criterio.
Tenga a bien pulsar [PLAY] para iniciar la presentación.
Namasté.
Y... buena suerte."

Me jugaría un brazo a que Huidobro pasó estas dos semanas siguiendo atentamente todas las reacciones que sus palabras provocaban y dando vueltas carnero de la risa ante cada una. La parte más difícil de llenar sus zapatos en estos días debe haber sido mantener una expresión seria cada vez que estos imbéciles comepasto que tenemos por periodistas, como era de esperar, caían en la trampa e iban a entrevistarlo, preocupadísimos.

Y funcionó. Y funciona, porque todavía hoy se sigue hablando de lo mismo. Y el tipo sigue dando manija, ahora acaba de escribir otra columna en la que razona que aquéllos que quieren limitar la tenencia de armas son nazis y/o racistas. Es un maestro.

Pero más allá de la catarsis mediática del Ñato o la sobreactuada indignación de los bloggers progres, la cuestión importante acá es que todo este circo puso el asunto de las armas sobre la mesa de debate. Y en RANT pensamos que el debate siempre es buena cosa.

Les voy a confesar otra cosa: Más allá de que sus pataleos infantiles maquillados de erudita grandilocuencia me hacen tanta gracia como a Huidobro, a mí me gustan los progres. Es cierto que en parte me gustan justamente porque me hacen gracia, pero hay algo más. No sé muy bien qué es, es como algo que llevo impreso en el código genético; simplemente no puedo no simpatizar con ellos. Capaz que tiene que ver con el hecho de haberme criado en el exilio, con que mis padres me enchufaban Silvio Rodríguez y Víctor Heredia por intravenosa 25 horas al día y con que mi primera palabra fue la retirada de Araca del '72.

Y al igual que ellos, estoy alineado en solemne compromiso con todas esas causas que le ponen los pelos de punta a cualquier abuelita católica franquista que se precie: Estoy a favor de legalizar el aborto, en contra de prohibir fumar en espacios cerrados, a favor del matrimonio entre homosexuales, en contra de la Teletón, a favor de la legalización de la marihuana... No sé, es una lista larguísima, no me puedo aprender todo. Básicamente estoy a favor de todas esas cosas a las que Daniela me suscribe a prepo, utilizando esos contactos que tiene ella en las altas esferas de Facebook.

Pero eso sí, existe una causa que está por encima de todas las demás, una con la cual estoy comprometido de tal suerte que, si éste compromiso en particular entrase en conflicto con cualquiera de los otros, la discrepancia se resuelve sin pensarlo dos veces: Ante todo, por encima de todo, y principalmentodo, estoy a favor de teh lulz.

Y por eso, en ésta no puedo menos que estar del lado del Ñato. Porque hay pocas cosas en este mundo que tengan el potencial para la comedia que tienen las armas.

Y si no, véase este testimonio gráfico, una serie de capturas de un video que no recuerdo de dónde saqué pero que le pelea el lugar del video del año a The Machine Girl, subtitulado por el departamento de artes dramáticas de la Hermandad de la Cafeína. Y hasta con bonus track viene.

Todo comienza con el ocurrente tío Tito, que decidió festejar el fin de año tirando unos fuegos artificiales de plomo ...

Sin palabras. Que los detractores de la libre circulación de la pistola vengan y me demuestren que se puede generar una catarata de carcajadas como ésta sin un arma, y ahí empezamos a conversar.

Porque vamos, mostráme a una persona que no se descostille de la risa con esta escena, y yo te voy a recomendar que te encierres en la habitación del pánico y llames al Centro de Control de Plagas Sobrenaturales, porque no sé qué es ese tipo que me estás mostrando, pero lo que sí sé es que no tiene alma.

Acaba de quedar demostrado empíricamente, entonces, que para la comedia espontánea no hay como un imbécil con un arma. No va a debate. Y en Uruguay imbéciles tenemos de sobra, así que, como dice Huidobro, sólo necesitamos más armas.

Y, como dijimos antes, la cosa viene con bonus track ...

Excelente. Insuperable. Inigualable.

Bueno, tenés razón, acaso podría ser igualable por el orgasmo visual que sería presenciar la escena en vivo y en directo. Y como acá siempre pensamos en vos, precisamente eso es lo que te tenemos como regalo sorpresa de despedida. Enjoy!

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Blogger godsize pidió la palabra el 9 de diciembre de 2008, 12:10, y dijo:

A cierta edad todos somos nazis, de una forma o de otra, es genético. Es a partir de los 28, por si estaba preguntándose cuándo.

Blogger Martín S. Camargo pidió la palabra el 10 de diciembre de 2008, 3:19, y dijo:

Qué observación tan profunda.

Digo, no entendí a cuento de qué viene ni qué quiere decir, por lo tanto asumo que es una observación profunda y seguramente muy cierta; y le doy la razón no vaya a ser cosa de quedar como un ignorante u___u

Anonymous Anónimo pidió la palabra el 10 de diciembre de 2008, 22:25, y dijo:

No conozco al sujeto en cuestión, tampoco entendí nada pero me encantó su post. Detesto a los progres y su arenga pseudopacifista.

Me imagino que habrá sido difícil su infancia si se la pasaba escuchando a Silvio Rodríguez y Victor Heredia. Ahora entiendo por qué es así como es.



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